Hay tres tipos de rocas ígneas: rocas ígneas intrusivas, extrusivas y filonianas.
Rocas ígneas intrusivas
Su proceso de formación se desarrolla dentro de la corteza terrestre y se da por el enfrentamiento y solidificación del magma. Asimismo, se caracteriza por un lento enfriamiento del magma y una buena formación de cristales. Básicamente, estas rocas se originan a más de 10 kilómetros de profundidad. Además, presentan diversos tamaños.
Por poner ejemplos de algunas rocas ígneas intrusivas están el diorita, gabro, granito, pegmatita, entre otros.
Rocas ígneas extrusivas
Al contrario de la anterior, una roca ígnea extrusiva se constituye en la superficie terrestre. Principalmente, las erupciones volcánicas son las responsables de su formación, ya que luego de la erupción la lava se solidifica rápidamente, dando paso a estas rocas. Asimismo, en ocasiones las rocas ígneas extrusivas pueden estar formadas totalmente por material vítreo.
Por otro lado, éstas también reciben el nombre de rocas ígneas efusivas o volcánicas. Entre las este tipo de rocas están la andesita, basalto, riolita, entre otras.
Rocas ígneas filonianas
Son aquellas rocas que se forman cuando el magma se cristaliza cerca de la superficie terrestre. Por lo tanto, se cristaliza a menos de 10 kilómetros de profundidad. Además, sus características son intermedias entre las rocas ígneas intrusivas y extrusivas.